Moméntum
Los días que pasan entre la ignominia voluntaria inconsciente indisolublemente unida al conocimiento subconsciente y permisivo de un destino final cruel, preparado y en base a intereses de otros que te ofrecen alhajas de hojalata a cambio de tu vida y que tú de nuevo, de forma permisivamente consciente aceptas porque qué diablos, sólo se vive una vez, ya llegará el momento del sufrimiento, arrepentimiento y lamentaciones si es que ha de llegar. Y es que esa permisividad descuidada es letal. Y la cerrazón disciplinada también lo es. Por eso cualquier extremo escogido es una mala opción y eso también desemboca en la permisividad individual, social y global que nos ha llevado al moméntum calamitoso en que estamos condenados a vivir como seres humanos diaricientes que somos.