Petro

-Petro: Llevaba siete días y siete noches vagando por las calles, sucio, famélico recorriendo las esquinas en busca del más mínimo resquicio que diera algo de calor y me ofreciera lo más parecido a un poco de alimento. Muchas caras extrañas alrededor de mí, algo habia cambiado desde hace unos días. Yo vivía en una casa cómoda, era uno más de la familia pero por alguna extraña razón, un dia mi dueño me sacó a la calle, y cerró la puerta tras de sí. Yo esperé durante muchas horas,incluso dias pero él jamás regresó.

Tras estos días de profundo miedo y dolor, en los que solo unas pocas personas se apiadaron realmente de mi, apareciste tu. Era de noche, había mucha gente y un ruido ensordecedor invadía las calles. Aunque al principio huí por miedo, tu no cejaste en tu empeño y me cogiste en tus brazos. Apenas ofreci resistencia, tampoco tenía fuerzas para huir. En fin, no podía estar peor, todo me daba ya igual.

Por primera vez en mucho tiempo volvi a sentir un atisbo de tranquilidad y seguridad en mi interior. Tu me cogiste con seguridad en tus brazos y me transportabas a un lugar que desconocia, pero como digo, había vivido tan mal estos últimos días que ya todo me daba igual. Entre el ruido de la gente, escuche algo parecido a "Petro", un sonido que oia mientras dirigias tus ojos a mi. Parecías referirte a mi con ese nombre junto a otros de tus compañeros.

Tras sumirnos en la mas tenebrosa oscuridad, de repente se hizo la luz. Estaba desorientado pero parecia que me encontraba de nuevo en algo parecido a mi antiguo hogar. Aqui, habia mas tranquilidad y en tu mano apareció rica comida y bebida en abundancia que yo devoré con la avidez del preso que disfruta de su última cena.

Por la puerta entró una hembra humana, y empezó a acariciarme y a juguetear conmigo, y yo, aunque escaso de fuerzas no cabía en mí de alegria, y no pude evitar recordar tiempos pasados, por lo que me dejé agasajar dulcemente y que me rascasen la barriguilla que tantas penurias habia pasado.

Aunque me picaba todo, no pude evitar asustarme cuando toda esa agua de repente empezó a caer sobre mi. Intenté resistirme con las pocas fuerzas que tenía, pero tú eras más fuerte. Una vez limpio pero mojado y aón con el susto en el cuerpo, noté que el tremendo picor que tenia desaparecia por momentos.

Luego me acostaste junto a tus pies en tu confortable cama, y por fin, tras mucho tiempo senti que volvia a formar parte de una familia. Durante una noche, supe que estaba seguro junto a ti. No puedo sino agradecertelo profundamente.

Por la mañana, tras darme algo de comer, apareciste con una correa y un collar nuevo, todo parecia como cuando antaño vivía con mi dueño. Me cogiste, y me diste un paseo en el que me dediqué a ladrar alegremente a las palomas e hice lo habitual al salir a la calle.

De repente, nos acercamos a un coche blanco y subimos a el, donde entre tus piernas hicimos un largo camino a un destino incierto, que yo evidentemente desconocia. Llegamos a un sitio donde habia muchos compañeros como yo, encerrados en amplias jaulas blancas, junto a un patio e incluso vi a algún viejo amigo de años mejores. Fue muy desconcertante todo pero tu me tranqulizaste, mirándome, y con varias caricias suaves con las que me deleité te despediste para siempre de mi.

Un desconocido me llevó a un pasillo en el que me sumió en un profundo sueño del que probablemente jamás vuelva a salir.

Descansa en paz, amigo.


Yo: No sabes la pena que sentí al dejarte, pero no me quedaba otra alternativa. En mi casa no podia cobijarte por mas tiempo, no por mí, sino por el resto de compañeros, y porque, ciertamente, no podria haberte dedicado el tiempo y dinero que necesitabas. Espero que te sintieras bien aquella última noche, no me queda duda de que sí, aunque me duele muchisimo haberte dejado a ti, e incluso a tus compañeros en aquella carcel de animales. Era limpia y amplia, y aunque me dijeron lo contrario pocas dudas tengo de que te terminaran sacrificando. Lloré por ello al marcharme y hoy todavia siento pena, pero no tenia alternativa. Siempre he pensado que es mejor una muerte digna, que una vida abocada a la penuria extrema o una muerte lenta y tortuosa como puede ser la que con más probabilidad te esperaba: el atropello o la inanición.

Creo que en cierto modo, viéndome obligado a no poder darte cobijo ni saber de nadie que pudiera dártelo, escogí la mejor opción, la más piadosa en tu situación. Espero en que de algún modo, me entiendas y perdones por llevarte a aquel sitio.

Quiero decirte que lamento no haberte hecho al menos una foto, para tenerte en mi recuerdo, pero a cambio escribo este texto y te digo, de veras, que jamás me olvidaré de ti. Te llevaré en mi recuerdo y te recordare, deseando que por fin tu ser se halle en el descanso mas tranquilo y placentero que se pueda tener.

Un abrazo muy grande compañero

Dani

Comentarios

Entradas populares de este blog

Casi 200

La justicia no es humana