Periodista Kane
Hace un tiempo cada vez más lejano, ser periodista significaba poder disfrutar de la mejor profesión del mundo para quien supiera apreciarla. Hoy día sin embargo, denostados, desprestigiados, tratados como mercancía de baja estofa, muy mal pagados y despedidos a las primeras de cambio, el periodismo puede llegar a convertirse en un salto de fé, una travesía en el desierto asfixiante y agotadora, que con un sol de justicia te ciega impidiendo escudriñar cualquier oasis, destino y perspectiva futura. Si alguna vez hubo esperanza, yo no he sido testigo de ello.
Hoy día, la carrera de Periodismo es la más desprestigiada del mundo. No obstante, cientos de miles de jóvenes siguen pasando por sus aulas, con esperanza religiosa, en convertirse en periodistas y disfrutar del sueño romántico que para muchos fue pintado. Algunos desean ser periodistas deportivos, y narrar las epopeyas en este siglo de oro del deporte español. Otras sólo quieren ser bellas chicas modelo de telediario, acróbatas del improperio en seriales de la prensa rosa o programas de humor con poco humor y muchas tetas.
Y por último, entre todo ese maremágnum del cada vez más amalgamado mundo periodístico, está el género intelectual viajero, ese tipo de loco soñador que busca en el Periodismo esas alas que dé impulso a sus ensoñaciones. A pocos está reservado el placer de convertir ese sueño en realidad y a día de hoy, sólo si vas con buenas reservas de gasolina en el motor de los ideales y los principios, y le añades un complemento monetario con otro trabajo -titánica tarea- puedes alcanzar esa quimera que cada día se planta más lejana en el horizonte: un periodismo de calidad.
Hoy día, la carrera de Periodismo es la más desprestigiada del mundo. No obstante, cientos de miles de jóvenes siguen pasando por sus aulas, con esperanza religiosa, en convertirse en periodistas y disfrutar del sueño romántico que para muchos fue pintado. Algunos desean ser periodistas deportivos, y narrar las epopeyas en este siglo de oro del deporte español. Otras sólo quieren ser bellas chicas modelo de telediario, acróbatas del improperio en seriales de la prensa rosa o programas de humor con poco humor y muchas tetas.
Y por último, entre todo ese maremágnum del cada vez más amalgamado mundo periodístico, está el género intelectual viajero, ese tipo de loco soñador que busca en el Periodismo esas alas que dé impulso a sus ensoñaciones. A pocos está reservado el placer de convertir ese sueño en realidad y a día de hoy, sólo si vas con buenas reservas de gasolina en el motor de los ideales y los principios, y le añades un complemento monetario con otro trabajo -titánica tarea- puedes alcanzar esa quimera que cada día se planta más lejana en el horizonte: un periodismo de calidad.
Comentarios
La verdad que en muchos aspectos sí está desprestigiada, pero porque la información mueve mucho dinero y hay que manejarla muy bien... Y para manejarla bien hay que controlar al que escribe. Por no hablar de los que se dedican, en general, a la televisión...
Lo peor es que muchos periodistas terminen siendo marionetas del poder :s.
El problema viene a ser ese, que "controlan" al que escribe. La línea editorial que lo llaman...