Nuestro viaje a Nueva York. 16 Septiembre

Día III. Emblemática Nueva York


Hoy nos hemos levantado y hemos decidido que a partir de hoy comeremos en todo lo posible, del supermercado. Mi pierna va a mejor. Todos los días tras desayunar y ducharnos, vamos a ir a clase 4 horas y después a ver la ciudad. O al menos, eso parece. Hoy ha sido así en nuestro segundo día de clase. Las dos primeras horas nos ha dado clase un profesor bastante simpático que parece judío y que según dice, fue cantante de rock. En la segunda clase, la sorpresa.

Nos ha tocado una profesora de color llamada Leticia, treintañera, explosiva y con una energía tanto al hablar como al moverse que consigue que cualquiera que vaya a su clase esté muy atento y se lo pase muy muy bien. Al expresarse a mí me recuerda a Queen Latifah, pero con 40 kilos menos. Lo más impactante a sido cuando al entrar a clase y pasar lista ha visto mi nombre. Tuvo un exnovio que se llamaba y apellidaba igual que yo.Daniel Rivera. A partir de entonces no ha parado durante todo la clase de mirarme y decir cosas como "Oooh no" o "No,no, very bad". Nos hemos reído mucho y yo le gastaba bromas sobre "nuestra pasada relación". Por lo visto acabamos como el perro y el gato. Aunque en realidad le he caído bien.

Según dice ha estado en España 3 años(Madrid, Barcelona y Málaga) por lo que de vez en cuando chapurrea el español y lo que más me llamo la atención fue: Es acérrima seguidora del Real Madrid, le encanta el Canto del Loco y dice que Torremolinos es e.x.a.c.t.a.m.e.n.t.e igual que Miami. Subiré fotos de ella. No tiene desperdicio y es nuestra mejor profesora, la más divertida sin duda.

Tras ir a clase y comer, esta vez en una pizzería, el resto del día fue muy muy bueno. Por la tarde fuimos primero a la Biblioteca Pública de Nueva York que es un edificio enorme,como la Moncloa podríamos decir y que tiene cientos de miles de libros sino millones, en un ambiente en el que el estilo clásico y las tecnologías modernas se complementan a la perfección.

Tras ello fuimos a la Estación Central, que es donde se coordinan los viajes de la mayoría de buses y trenes de la ciudad. Todo es absolutamente grande (aquí parece que todo lo hacen así,los coches y la gente, por ejemplo). Lo que más me llamo la atención de aquí fue una bandera americana que colgaba del techo, la cual tendría aproximadamente 25 metros de largo por 10 de ancho.

Pero lo mejor del día fue ya al anochecer cuando decidimos subir al Empire State Building. Cómo describirlo...fue absolutamente maravilloso...una experiencia que nadie debe perderse si viene a esta gran ciudad. Se ve todo Nueva York iluminada con sus arterias circulatorias que conectan toda la metrópoli, repletas de gentes, taxis, autobuses, sirenas de ambulancias policías y bomberos y sus 86 pisos de distancia desde el suelo (creo que como tres catedrales de Murcia, una encima de otra).

Desde el Río Hudson a los majestuosos edificios financieros, así como los barrios de Queens, Bronx y Brooklyn en el horizonte. Un regalo para la vista, una cristalina demostración de la superioridad humana y la pequeñez del simple individuo en la sociedad.

Tras salir del rascacielos, extasiados de grandeza y comentando las vistas, compramos a unos vendedores ambulantes de color, unos discos suyos de rap a un precio razonable.

Y eso es todo lo que hemos hecho hoy. Mañana más.

Buenas noches

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