Nuestro viaje a Nueva York. 17 Septiembre

Día IV. El foro español

El hotel está genial sí,pero eso de ser 10 personas en una habitación tiene sus desventajas. Por ejemplo, que 4 de ellos ronquen tanto que acojonarían al más fiero de los jabalíes. Y es que parece que uno de ellos en concreto, el brasileño (que también conoce el famoso "por qué no te callas") tenga un jabalí vivo en el estómago. Que forma de "dormir", que salvaje, la virgen.

Hoy ha sido un día convencional, aunque vivir en esta ciudad implique que cada momento sea excepcional así que, no nos podemos quejar :).

Recordamos durante todo el día y seguiremos recordando en adelante la anécdota de nuestro amigo Juan en clase, cuando al terminar, el profesor nos pidió ayuda para cerrar la mesa. Aunque ni el mismo sabía como se cerraba la mesa. Entonces mientras Menchón y yo sopesábamos con paciencia como cerrarla, Juan empezó a emprenderla a patadas con ella,a pesar de que el profesor ya había descubierto como cerrarla y nos lo decía, Juan seguía dando patadones a la mesa, pues por lo visto estaba puesto en el modo "macho español". Y como no, el resto rulándonos de la risa. Tras la anécdota, nos enteramos por las españolas de que por la tarde noche hay una quedada para ir de bares entre toda la gente de la escuela que quiera ir.

Nosotros, que nos apuntamos a un bombardeo, fuimos por la tarde a la quedada, pero oh problema, en los bares solo puede entrar gente mayor de 21 años. Es irónico en un país en el que se puede conducir a los 17 y disparar un arma desde que eres un crío.

De todas formas decidimos probar suerte, y tras pasar el camino hablando con Sabrina, una chica francesa bastante simpática (jeje) llegamos al bar y conseguimos colarnos. Es un viejo bar irlandés en el que dan muy buena cerveza, tanto que Menchón y Juan, a los que no les gustaba esta bebida, disfrutan con ella. Se forman dos mesas con dos grupos distintos. Españoles por un lado, guiris por otro. En nuestra mesa la cosa estuvo bastante animada y tras un rato decidimos ir los 3 a cenar con un grupo de españolas. Tras dar una vuelta, acabamos en una pizzería en la que nos hinchamos a comer y por suerte, es barato. Tras terminar, estamos tan cansados que decidimos dejar la caña para el día siguiente. Que aún queda mucho por hacer.

Saludos

Buenas noches

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